martes, 22 de mayo de 2007

El Modelo de las tres eses (3 S). ¿en crisis?


" Se piensa que el único interés de los alumnos es el del oficio como fin en sí, desvinculado de la realidad y de sus problemas vitales, y que prima un afán de protagonismo sobre la necesidad de investigación y de servicio. “El estatus alto lo tienen como objetivo principal de la vida profesional”, concluye un maestro universitario.

“No les interesa ser ellos mismos, enriquecerse espiritualmente con el ejercicio profesional, sino aprobar una carrera para cambiar de posición social
”. (Gabriel Garcia Márquez)

Por: Roosevelt Castro B.

Herencia del viejo periodismo anglosajón, el modelo informativo ha sido el paradigma a seguir por muchos, en la última centuria. El periodismo norteamericano se dio cuenta, casi desde sus inicios, que explotando el morbo de la sangre o del sexo podría tener no sólo grandes repercusiones en el impacto de sus perceptores de sus mensajes, bien sea como lectores o radioescuchas y más adelante los televidentes, si no que también cautivaría “grandes ganancias” en lo económico. Es decir, lo erótico o lo sangriento dio para sus realizadores la posibilidad, no sólo de influenciar a los perceptores y llevarlos como res al matadero por los dolorosos caminos de un periodismo hecho para vender, para comerciar, para mercadear.

¡Eso es lo que da rating!, decía de manera alegre algún vecino acerca del impacto de los mensajes cuando mostraban en la “pantalla chica” a una mujer semidesnuda (la S de Sexo o Senos) ó el horror de una toma guerrillera o de un grupo de cuerpos sangrantes, por el horror de la guerra (la S de Sangre).

Los deportes (La S de de sudor) también tienen sus fans. Los goles del mundo, las cestas de la NBA, los home runs del béisbol, los records del mundo de los atletas y muchas más de las actividades deportivas son seguidas con avidez por una gran cantidad de públicos, que ven reflejadas esas victorias como propias ó esas derrotas como de otros.

Ese modelo, que hemos denominando como el de las “tres eses (3 S) por aquello de la Sangre, el Sudor y los Senos, contribuyó a servir de control, a ayudar a crear “cortinas de humo” para unos pocos. Además, ayudó a acabar con la “poca salud mental” de otros muchos seguidores de estos paradigmas, a crear “pseudos ídolos” para el consumismo. Esta triada de “eses” (Sangre, sudor y sexo) ha imperado por todo el siglo anterior. Muy pocos fueron los que vieron más allá de lo simplemente frívolo, superficial,..lo Light.

Alguna vez leía un artículo del Nóbel colombiano, Gabriel García Márquez, en el que criticaba muy duramente las instituciones de educación superior, que tenían entre sus programas el de Comunicación social-periodismo. El escritor de Aracataca (Magdalena) planteaba que, ante el afán protagónico del periodista, se había perdido el norte.

"La deshumanización es galopante", dijo en ese momento García Márquez. Y es cierto: la vocación de servicio se ha perdido en este oficio. No se conduele que, ante el poder avasallante de la información, los medios de comunicación le apuesten más a las siliconas que al talento.

En días pasados veíamos, no sabemos si con asombro, risa o llanto, la presentación de nuestra farándula ( ó farsandula, como la llama peyorativamente un amigo) por parte de la reconocida modelo antioqueña, Natalia París. Es un periodismo que repugna, que nos cuestiona, que hace que miremos con indiferencia al otro. Los voluminosos senos de la mencionada presentadora son los únicos "talentos" que posee. Parafraseando a Nóbel colombiano podemos decir que "La frivolidad es galopante"

.El escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez dio un grito de independencia al viejo molde de las tres eses y planteó, palabra más palabra menos, que ante el poder avasallante de la información debemos buscar la solución en un “periodismo para la vida, para la reconciliación,…para el amor. ¿Cómo? con los viejos modelos de los géneros periodísticos casi botados en los anaqueles de los recuerdos.

En ese orden de ideas, Argumenta el escritor gaucho: “Los seres humanos perdemos la vida buscando cosas que ya hemos encontrado. Todas las mañanas, en cualquier latitud, los editores de periódicos llegan a sus oficinas preguntándose cómo van a contar la historia que sus lectores han visto y oído decenas de veces en la televisión o en la radio, ese mismo día. Con qué palabras narrar, por ejemplo, la desesperación de una madre a la que todos han visto llorar en vivo delante de las cámaras? Cómo seducir, usando un arma tan insuficiente como el lenguaje, a personas que han experimentado con la vista y con el oído todas las complejidades de un hecho real? Ese duelo entre la inteligencia y los sentidos ha sido resuelto hace varios siglos por las novelas, que todavía están vendiendo millones de ejemplares a pesar de que algunos teóricos decretaron, hace dos o tres décadas, que la novela había muerto para siempre. También el periodismo ha resuelto el problema a través de la narración, pero a los editores les cuesta aceptar que esa es la respuesta a lo que están buscando desde hace tanto tiempo”.

Más adelante indica el periodista argentino: “La gran respuesta del periodismo escrito contemporáneo al desafío de los medios audiovisuales es descubrir, donde antes había sólo un hecho, al ser humano que está detrás de ese hecho, a la persona de carne y hueso afectada por los vientos de la realidad. La noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho: las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hace falta saber. Eso no siempre se puede hacer, por supuesto. Hay que investigar primero cuál es el personaje paradigmático de que podría reflejar, como un prisma, las cambiantes luces de la realidad. No se trata de narrar por narrar”

Posteriormente reflexiona y concluye el escritor de las tierras de Gardel: “Si hace un siglo las leyes del periodismo estaban tan claras, ¿por qué o cómo fueron cambiando? ¿Qué hizo suponer a muchos empresarios inteligentes que, para enfrentar el avance de la televisión y del Internet, era preciso dar noticias en forma de píldoras porque la gente no tenía tiempo para leerlas? ¿Por qué se mutilan noticias que, según los jefes de redacción, interesan sólo a una minoría, olvidando que esas minorías son, con frecuencia, las mejores difusoras de la calidad de un periódico? Que un diario entero está concebido en forma de píldoras informativas es no sólo aceptable sino también admirable, porque pone en juego, desde el principio al fin, un valor muy claro: es un diario hecho para lectores de paso, para gente que no tiene tiempo de ver siquiera la televisión. Pero el prejuicio de que todos los lectores nunca tienen tiempo me parece irrazonable. Los seres humanos nunca tienen tiempo, o tienen demasiado tiempo. Siempre, sin embargo, tienen tiempo para enterarse de lo que les interesa. Cuando alguien es testigo casual de un accidente en la calle, o cuando asiste a un espectáculo deportivo, pocas cosas lee con tanta avidez como el relato de eso que ha visto, oído y sentido. Las palabras escritas en los diarios no son una mera rendición de cuentas de lo que sucede en la realidad. Son mucho más. Son la confirmación de que todo cuanto hemos visto sucedió realmente, y sucedió con un lujo de detalles que nuestros sentidos fueron incapaces de abarcar. El lenguaje del periodismo futuro no es una simple cuestión de oficio o un desafío estético. Es, ante todo, una solución ética. Según esa ética, el periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el por qué y el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo por primera vez".

Hasta aquí Tomás Eloy Martínez. Sí, ahí esta el secreto: las crónicas, los reportajes, los perfiles para “rendir homenaje a la vida”; para “darle tributo al amor”, para que no nos dominen con el miedo y la desesperanza con el molde de “las tres S”.

Realizar un periodismo del otro y para el otro, un periodismo con rostros, un periodismo donde se haga un reconocimiento no mezquino de los que contribuyen a construir un lugar, en la geografía del planeta, mejor. Así se logrará hacer crisis al viejo paradigma anglosajón.

Nuestras HISTORIAS A LA REDONDA lo han intentado por más de 150 capítulos al aire a través de la televisión por cable, entregando ese periodismo para la vida, para el amor, para la tolerancia, para el respeto… para que estemos juntos.